Los Blanquitos y El Desierto son dos pequeñas localidades de Granadilla de Abona, muy poco conocidas. Si has llegado hasta aquí bien merece que sepas algo más de ambas.
Su población es escasa, apenas unos pocos cientos de habitantes que se extienden de manera dispersa a lo largo de las laderas que descienden desde la Carretera General del Sur. Estos nombres, tan peculiares, nos hablan dos de los rasgos distintivos de esta comarca de Abona: la agricultura en jable y la aridez, ambas muy relacionadas entre sí.
La escasez de lluvia en esta zona da un valor extraordinario a los escasos puntos de toma de agua repartidos por estas tierras de medianía. Para abordar este desafío, se han desplegado sistemas de almacenamiento y canales de riego, permitiendo aprovechar al máximo cada gota. Añadido a esta falta de precipitaciones, hay un factor que pone a prueba más aún a estas tierras: la gran cantidad de horas de sol al año, que se traduce en una alta tasa de evaporación del agua en el suelo.
Para contrarrestar estas condiciones meteorológicas adversas, los agricultores de esta zona, al igual que en otras partes del municipio, han desarrollado un método de cultivo en terrazas, aprovechando el suelo de jable, formado por finas partículas de ceniza volcánica de un distintivo color blanco. Este terreno es ideal para cultivar una gran variedad de productos, incluyendo frutas, cítricos, uvas, papas y algunas hortalizas. Hoy en día, esta actividad agrícola se practica de forma limitada y en gran medida para consumo propio.
Este modo de cultivo ha sido una respuesta ingeniosa a las difíciles condiciones climáticas, ya que el jable no se compacta ni forma costras superficiales. Además, su distribución por las tierras de medianía de la isla confiere al paisaje una singular tonalidad blanca, convirtiéndolo en un espectáculo digno de admirar.
Observa y date cuenta de la tonalidad blanca de las fincas de cultivo y sus muros. Sumérgete en un paisaje único.
Para contrarrestar estas condiciones meteorológicas adversas, los agricultores de esta zona, al igual que en otras partes del municipio, han desarrollado un método de cultivo en terrazas, aprovechando el suelo de jable, formado por finas partículas de ceniza volcánica de un distintivo color blanco. Este terreno es ideal para cultivar una gran variedad de productos, incluyendo frutas, cítricos, uvas, papas y algunas hortalizas. Hoy en día, esta actividad agrícola se practica de forma limitada y en gran medida para consumo propio.
Este modo de cultivo ha sido una respuesta ingeniosa a las difíciles condiciones climáticas, ya que el jable no se compacta ni forma costras superficiales. Además, su distribución por las tierras de medianía de la isla confiere al paisaje una singular tonalidad blanca, convirtiéndolo en un espectáculo digno de admirar.
Observa y date cuenta de la tonalidad blanca de las fincas de cultivo y sus muros. Sumérgete en un paisaje único.
653 - 550 mts.
Camino real + pista -asfaltada + tramos carretera + calle
3.2 Km.
Media
1 hr